Los perros de agua tienen un pelo mucho más suave y sedoso cuando nacen que el que se les quedará de adultos, por ello, es recomendable que en torno a los 4 meses de edad se les dé un primer corte de pelo (no estético) para quitar la pelusilla y que el nuevo pelo crezca con más fuerza.
Es importantísimo señalar que el pelo de estos perros no se peina, sí que debe abrirse con los dedos para evitar que el pelo se apelmace y se le formen los tan nombrados nudos. Para ello, es bueno pasarle la mano todos los días e ir separándoles los mechones de forma que se le pueda ver la piel si los abrimos. En ocasiones, por motivos ajenos (ramas que se pegan, hojas…), el nudo que se le forma es muy compacto y no somos capaces de abrirlo con los dedos, entonces recurriremos al cortanudos, que no es más que unas cuchillas metálicas engarzadas a una separación constante, que metido desde la piel, cortará el nudo en distintas secciones iguales, lo que facilita deshacerlo posteriormente.
Es cierto también que todos los Perros de Agua no tienen el mismo tipo de manto, los hay con mucho subpelo, en cuyo caso es muy fácil que se les formen nudos (es subpelo el que va enredando los tirabuzones); asimismo, hay otros que acordonan muy fácilmente pero otros que tienen un rizo más cerrado y a los que prácticamente hay que formarles el cordón. Sin embargo, esto es cuestión de suerte.
Otro punto importante es el lavado, tres cosas muy importantes; jabón adecuado, escurrir el pelo con las manos y secado al aire libre.
Un determinado jabón comercial muy conocido por todos, según mi opinión, es el que mejor les va a estos perros, los limpia en profundidad y no les añade nada, es decir, nos va a evitar que el pelo se enrede. Una vez el perro esté enjabonado y enjuagado, procederemos al escurrido con las manos, se puede utilizar una toalla para quitar un poco el agua abundante, pero sin restregarla, ya que en ese caso lo único que conseguiremos es que el pelo se apelmace. Cuando el perro deje de soltar goterones: a la calle, a la terraza o donde sea para que se seque libremente.
Otro punto a tener en cuenta es que no es aconsejable lavarlos constantemente; es decir, se le puede mojar tantas veces como sea necesario, pero sólo con agua, no con jabón. Por ello, quién tenga la posibilidad de llevarlos al mar, lago, río, etc., que lo lleve, el agua le viene fenomenal y al nadar el pelo se va abriendo sólo, evita los nudos y le quita suciedad superficial, además de que el pelo se les pone precioso y con más volumen. Si es agua salada, podéis dejarlo sin “endulzar” dos o tres días, pero pasado este tiempo hay que enjuagarlo en casa. No hace falta hacerle nada más. Lo único que requiere mayor atención por nuestra parte son las orejas de nuestro perro, ya que un posible efecto secundario del contacto frecuente con el agua es la otitis, especialmente si bucea y baja a mucha profundidad (aunque lo normal es que no les suceda nada).
Creo que este es el punto más importante en el Perro de Agua, ya que una gran mayoría son recelosos, asustadizos, con carácter, etc. Por ello, desde que nace hay que ir encauzándolo hacia una buena sociabilización. El perro tiene que integrarse no sólo en la familia, sino en la comunidad y sociedad en la que va a vivir.
Cuando lo tengamos en casa, es bueno que haya niños a su alrededor y que lo manosee gente ajena a la familia, para que se vaya acostumbrando al tránsito de otras personas y futuras visitas que tendrán en casa, así después el perro no tendrá que ser encerrado porque se ponga muy defensivo o simplemente porque no le gusten las personas extrañas.
Aunque los veterinarios no recomiendan sacarlo hasta que tenga puestas todas las vacunas, en realidad a lo que se refieren es que no puede estar en contacto con otros perros y en zonas sucias, ya que todavía es muy pequeño y no está inmunizado; pero eso no impide que lo puedas llevar en brazos o en una bolsa de animales (cuando el tiempo lo permita) para que desde ese sitio vaya acostumbrándose a los ruidos, el ver gente correr, bicicletas, motos, etc. Como va a estar contigo, se va a sentir protegido y poco a poco no reparará en ellos.
Los primeros meses de vida del perro van a ser cruciales para el desarrollo y comportamiento del perro en el futuro, esto es así porque lo que hagamos o no y lo que permitamos o no, se irá asentando en el comportamiento futuro; asimismo, no es igual quitar las costumbres adquiridas a un cachorro que a un perro adulto. Sólo es cuestión de paciencia y tiempo.
Empecemos por el comportamiento en casa. Debemos marcar al perro qué es lo que puede hacer y lo que no, por ejemplo, subirse al sofá, morder las zapatillas u otros objetos no destinados para tal uso, el sitio para hacer pis, permitirle o no entrar en las habitaciones, su sitio para dormir, etc. Hay que partir de la base de que el perro siempre va a intentar hacer lo que desea y que debe se el dueño quién tenga más aguante que él a la hora de no permitírselo. Esto debe tomarse como una carrera de fondo. Sé lo duro que resulta regañar a esa bolita de pelo que te mira con ojos tiernos como si no hubiese hecho nada, pero piensa que cuando crezca será un perro educado y que podrás llevarlo a cualquier parte sin miedo a tener problemas; así que, por mucho que cueste, hay que hacerlo.
Cuando empiece con el cambio de dentición será como una trituradora, todo lo que querrá es echarse algo a la boca para así ayudar a partir la encía (como nuestros bebés). Por ello, si no le pones remedio, será cualquier cosa. Sin embargo, para esto hay unos mordedores de goma dura, fantásticos, que le sirven no sólo para ayudarle en un proceso tan importante, sino también para fortalecer la mandíbula y como juguete, según el modelo. Cuando el perro vaya a coger algo o lo veas mordisqueando cualquier cosa, le dices “no”, se lo quitas y le das el mordedor. En unas cuantas veces sabrá que eso sí puede mordisquearlo a su antojo pero no el resto.
Otra costumbre que se le debe quitar al perro es la de morder las manos, en caso de que la tenga; ahora tiene dientes minúsculos y poca fuerza para apretar, pero en el momento que crezca, para él seguirá siendo un juego y puede hacer daño sin querer. Para eso no hay mejor solución que meterle el dedo en la zona donde más adelante tendrá los colmillos y las muelas, es un huequecito donde te cabe el dedo atravesado y donde lo tienes agarrado sin poder escapar. Así que, cuando intente morderte ponle el dedo ahí un buen rato; él intentará zafarse con la lengua, no podrá. Si haces esto cada vez que te muerda, comprenderá que no es una buena idea hacerlo. Yo al mío después le suelo dar “besitos” y le permito dar lametones; entonces lo acaricio y él se va muy contento moviendo el rabito porque sabe que lo ha hecho bien. Por supuesto, este ejemplo es sólo una observación, cada cual puede encontrar el método que crea más oportuno para su perro.
Otra conducta que debemos vigilar es el llamado “síndrome de abandono” que muchos perros tienen cuando el dueño se va de casa. Algunos de los pasos que debemos seguir para evitar en lo posible que el perro lo desarrolle son dejarle algún juguete a su alcance, que tenga en su sitio (una caseta, una cama o un trasportín donde se sienta protegido y seguro) y, lo más importante, no prestarle atención cuando se llegue a casa, haz lo que tengas que hacer (si vienes de comprar, dejar las bolsas; cambiarte de ropa para ponerte más cómodo, etc.), pero solo una vez hayas hecho lo que estimes oportuno, le llamas y le acaricias. Seguramente, mientras hayas estado haciendo tus cosas el perro te haya seguido a todas partes, pero es ahora cuando te sientas y te relajas cuando le prestas atención. Es una forma de que el perro comprenda que sabes que está ahí pero que tienes más cosas que hacer.
Con respecto a las horas de bajada del animal, cuando es cachorro y no lo puedes sacar a la calle, debes asignarle un sitio para que no vaya manchando toda la casa. En un principio, impregna un trozo de papel de periódico y elige la zona donde quieras que vaya (cocina, baño, terraza…, preferiblemente un sitio que te sea cómodo y que puedas limpiar con lejía), pones papeles de periódicos limpios y el trocito que hayas impregnado para que reconozca su olor. Una vez lo tengas todo puesto, hay que estar atento al animas, seguramente lo haga después de comer y al levantarse. Cuando le veas las intenciones, llévalo al sitio de tu elección, pero si le sorprendes haciéndolo en otro lugar, le dices ”no” y lo llevas a la zona señalada. Cuando haga sus necesidades allí, prémialo. Así de fácil es conseguir que se acostumbre en unas cuantas repeticiones.
Cuando el animal ya puede salir de casa, debes cambiarle ese sitio por la calle, en cuyo caso el procedimiento es prácticamente idéntico. Al principio estará un poco extrañado, pero estos perros son muy inteligentes y en seguido captan lo que quieres decirles.
En mi caso, aunque sé que no gusta todos los perros, tengo en casa un recipiente con arena de gato donde aprendieron a hacer sus necesidades; en la actualidad aún lo conservo porque a veces se llega más tarde de lo que espera o estás enfermo y no puedes sacarlo o cualquier otra cosa, y el animas sabe que allí puede hacerlo. Cambias la arena absorbente, lavas el cacharro de plástico y otra vez lo tienes impecable.
Ya sólo me queda comentar lo importante que es dedicarle tiempo para jugar con él, y que se desfogue, también para darle mimos y enseñarle a adaptarse al estilo de vida que deba llevar con nosotros. Con un poco de constancia y algo de tiempo todos los días, seguro que el Perro de Agua Español que tenéis en casa será un perfecto compañero y amigo.
De verdad, no sabéis la satisfacción que da ver, al llegar a casa, que está todo igual que lo dejaste y , sobre todo, a tu amigo siempre con esa mirada viva y moviendo el rabito, deseando que llegaras para demostrarle la alegría que le da verte. No importa lo malo que haya sido tu día; tus penas, preocupaciones y líos de cabeza se van porque no puedes resistirte al encanto y cariño que te produce un Perro de Agua Español.
Patricia Martínez Creo
Extracto de la revista “El Mundo del Perro”, número 304; páginas de la 71 a la 7