Breves apuntes biométricos en torno al Perro de Agua Español

En opinión comúnmente compartida por la mayoría de quienes nos dedicamos a las razas españolas que nuestro Perro de Agua Español es, junto con el Galgo Español y los Mastines Español y del Pirineo, una de las joyas de la corona canina autóctona.

El patrimonio genético canino español es un tesoro de un increíble valor, tan apegado a la cultura popular, pastoril y cinegética de las diferentes regiones de estas tierras, digno de ser mantenido y potenciado, aunque solamente fuera por la idea autocomplaciente de que es nuestro, y es aquí donde tenemos la gran responsabilidad los criadores, clubes y sociedades caninas.

Como ya hemos dicho al principio, el Perro de Agua Español es un modelo dentro de las razas españolas, eso gracias a la labor de los que hacemos la raza día a día, en las perreras, en las parideras, en el campo y en las exposiciones. La nuestra es una raza perfectamente homogénea, con las lógicas diferencias entre los diversos criadores, cada cual hace su línea dando importancia a este o aquel carácter, pero la raza es una, perfectamente identificable por el neófito y el público canino en general.

Curiosamente, esta es una gran virtud del colectivo de criadores de la raza, ya que todos sabemos lo que queremos criar, y de hecho lo criamos, aun a pesar de que el del Perro de Agua Español no es el mejor estándar que uno se pueda imaginar; en nuestra opinión es un patrón racial con una notable carencia de concreción en ciertos aspectos, tales como angulaciones y proporciones.

Personalmente, opinamos que un prototipo racial moderno debe proporcionar una serie de datos más o menos concretos que nos sirvan de referencia para valorar la corrección de cada ejemplar respecto del ideal de su raza, ya que aunque, como hemos dicho anteriormente, los criadores lo tenemos bastante claro, está bien contar con esa referencia.

Construcción y estructura. Los conceptos

Antes de entrar de lleno en el tema, hemos de fijar una serie de conceptos claves para que en todo momento se sepa claramente de qué es lo que estamos hablando. Siempre que al referirnos a la anatomía de un ser vivo, y en concreto de un perro, hablamos de estructura y construcción, aparentemente ambos términos vendrían a representar una misma idea, cosa que no es del todo real.

Así, llamaremos estructura al orden con que los diferentes huesos de la anatomía locomotriz del animal se unen entre sí, esto es, los ángulos que forman. Asimismo, designaremos como construcción a la forma en que esos mismos huesos están colocados al unirse entre sí. Del resultado de todo ello surgirá la apariencia física de nuestro ejemplar de Perro de Agua Español. Por decirlo de una manera un tanto vulgar, la estructura del perro es lo que vemos al mirarlo de perfil, mientras que la construcción es lo que apreciamos al mirarlo de frente, por detrás y desde arriba.

Proporciones, angulaciones y movimiento

Antes de nada debemos recordar que ante todo y sobre todo el Perro de Agua Español es un atleta; su formación física, su musculatura y su aparato locomotor son los de un deportista, al que, además, dicho sea de paso, le acompaña una inteligencia muy por encima de la media canina.

Todos sabemos que el Perro de Agua Español es un animal de proporciones sublongilíneas, ejes convexos y de gran perímetro torácico. Tales términos se han utilizado en varias ocasiones dedicados a la raza, sin ir más lejos, en el anuario de la desaparecida revista “Guau” del año 1989, firmado por A. Carvajal, A. García, M. J. Martínez y F. Risco, así como en el último especial que el MUNDO DEL PERRO dedicó a la raza en 1996, firmado por C.J. Barba Capote. Especial interés nos parece que tienen las precisiones que respecto al estándar realizó la junta directiva de la asociación y que aparecen publicadas en el prólogo al catálogo de la monográfica de 1999, mediante las cuales se pretende orientar al colectivo de jueces no especialistas, y esto sí que nos parece de gran importancia, se profundiza en la idea de cómo deben ser las proporciones sublongilíneas de los ejemplares la raza, así como su desarrollo torácico, relacionando ambos valores con la alzada.

Dentro de este apartado de proporciones, nosotros proponemos una serie de valores extraídos de la medición de diferentes ejemplares; tales valores no pretenden ser un catecismo único que se debe seguir, sin la expresión de nuestro trabajo, el cual exponemos ante los aficionados y criadores de la raza. Estas mediciones se expresan en valores porcentuales, los cuales se extraen de relacionar las diferentes regiones anatómicas con la alzada a la cruz en el caso del tren delantero y a la grupa en el del trasero, siendo los valores medios resultantes para el tren delantero: escápula, 40 por ciento; húmero, 20 por ciento. Para el tren trasero: cadera, 33 por ciento, fémur, 38 por ciento; tibia, 35 por ciento; tarso, 28 por ciento.

Como se puede observar, no hemos referido la proporción que respecto de la alzada debe tener el antebrazo, ya que tal dato es uno de los que se pueden encontrar en el estándar oficial, siendo éste de un 50 por ciento de la altura a la cruz de cada ejemplar.

Anteriormente hemos señalado el hecho de que el Agua Español es un animal sublongilíneo, esto significa que su diámetro longitudinal es mayor que su alzada a la cruz, tal hecho nos define un tipo de animal inscrito en el rectángulo, pero sin llegar a ser abiertamente alargado, de modo que cabe preguntarse cuál sería esa longitud ideal. En el ya citado preámbulo al catálogo de la monográfica se considera de unos 5 centímetros más que la alzada del animal a la cruz, pero a nosotros se nos antoja un tanto corta esa cifra, si tenemos en cuenta nuestras mediciones particulares y al observación de la población de ejemplares que acuden asiduamente a las exposiciones caninas. Así, en consecuencia opinamos que esta medida debería estar entre los 8 y 10 centímetros más que la alzada del animal.

Hemos mencionado el desarrollo torácico que deben poseer los ejemplares de esta raza, el cual, al igual que para la longitud en el citado escrito, se considera que debe superar los 10 centímetros la alzada del ejemplar, cifra que también se nos queda un tanto escasa, ya que opinamos que lo ideal sería entre 18 y 20 centímetros más que la talla de cada animal. Esto define un tipo de costillares redondeados que permiten que el atleta que es el Perro de Agua Español posea una gran capacidad respiratoria, cosa que no tiene nada que ver con esos costillares excesivamente redondos que fuerzan al animal a sacar los codos para poderse mover, abriendo asimismo los ejes del tren trasero, cualidades que producen un movimiento defectuoso.

Tanto el perímetro torácico como la longitud del cuerpo del Perro de Agua Español nos definen el ya mencionado tipo de perro fuerte, macizo, atlético, y musculoso, y nada de ello es baladí, ya que esta raza está hecha así porque es así como tiene que estar hecha, porque, como dijimos hace unos años en esta misma revista, para la otra raza de nuestros amores, el Mastín del Pirineo, tienen esa arquitectura física porque su funcionalidad les requiere que sea así. En el caso de los “Aguas”, de todo el mundo es sabido su gran capacidad para adaptarse a diferentes trabajos, cosa que requiere un morfotipo igualmente adaptable.

Anteriormente hemos aburrido al lector con una disquisición un tanto compleja acerca de lo que se debe entender por estructura y construcción, donde decíamos que la estructura es un orden entre hueso dando lugar a angulaciones, las cuales a nuestro entender y basándonos en las mismas mediciones que para las proporciones proponemos como valores medios para la raza, en el caso del tren delantero, escapulohumeral, 110 grados, y humerorradial, 140 grados; para el tren trasero, coxofemoral, 110 grados; femorotibial, 115 grados, y tibiotarsial, 152 grados. Así mismo, si trazamos una línea horizontal respecto de la cadera obtendremos el ángulo de inclinación de la misma, que para el Perro de Agua sería de unos 40 grados.

Todas estas angulaciones se expresarían en la silueta del animal del modo que se expresa en el dibujo.

Junto a estos valores deberemos considerar, finalmente, los referentes a la construcción del Perro de Agua Español, la cual, tal y como decíamos en los párrafos precedentes, es la forma en que se colocan los huesos; esto es, para los ejemplares de esta raza la posición de las escápulas, muy oblicuas entre sí, dejando espacio al ya mencionado costillar, muy desarrollado, característico de esto perro de agua; los húmeros, rectos y bien pegados al tórax, de tal modo que ni metan los codos ni los saquen en movimiento, y los antebrazos, fuertes y rectos, así como los dedos apretados y arqueados, sin desviaciones, lo que denotaría una mala formación.

Igualmente, en el tren posterior jamás deberán existir ejes abiertos con corvejones vacunos o tibias desviadas, tampoco caderas excesivamente cortas o largas, ni fémures oblicuos o mal insertados en la cadera.

Todos estos defectos darían al traste con las capacidades motoras de esta extraordinaria raza.

Nosotros no es que seamos o dejemos de ser fanáticos del trabajo, pero entendemos que el tipo de las razas se fijó en virtud de una serie de habilidades propias, y unas necesidades y exigencias concretas por parte de su propietario; esto, en definitiva, no es otra cosa que funcionalidad del ejemplar en concreto y de la raza en genérico. Pensamos que el criterio de selección de una raza canina debe hacerse de acuerdo con las diferentes capacidades naturales de la misma, aunque nuestros perros jamás tengan la necesidad de trabajar ejerciendo como tales, porque entre otras cosas ellos mismos se encargarán de decirnos qué es lo que quieren hacer. Sinceramente, creemos que el Perro de Agua Español es una raza totalmente incapaz de carecer de motivación alguna, es más fácil encontrar propietarios desmotivados que “Aguas” desmotivados-

Finalmente, si tenemos un ejemplar de esta raza, bien proporcionado, angulado, construido y sobradamente musculado y motivado, tendremos una auténtica máquina de movimiento, ya dice el estándar racial la enorme variedad de quiebros, brincos y carreras que es capaz de desarrollar cualquiera de estos animales.

Como ya hemos indicado, el movimiento no es otra cosa que una sencilla relación de fuerzas entre palancas, ángulos y empujes, no es más que física básica y en consecuencia debemos acercarnos a ello.

En todo movimiento se desarrolla una energía, para el caso de los animales cuadrúpedos, ésta la imprime el tren trasero y, como es lógico, no debe eliminar sino reabsorber (nada en esta vida se debe desechar). Como el encargado de recuperar tal energía es el tren delantero, la unión de la escápula con el tórax no es ósea sino muscular, ya que de no ser así la energía recuperada podría romper esa articulación, así la musculatura dorsal del animal hace las veces de un elástico parachoques. Este curioso mecanismo, aplicado a los perros, da lugar a cuatro diferentes formas de reabsorción de la energía según sea la fisonomía funcional de cada raza, que pueden ser clasificados como trotadores, galopadores, velocistas y perros fuerza, tal como indicamos en el ya citado artículo del Mastín del Pirineo; el Perro de Agua Español, pertenece al trotador. De acuerdo con esto, el tren trasero de la raza que tratamos en esta ocasión, con sus angulaciones moderadas, sus huesos moderadamente largos y su gran masa muscular, posee un tercio posterior que se podría calificar como de “muelles” naturales, capaces de imprimir a su cuerpo, ya sea para trotar, galopar, saltar, una increíble “energía explosiva” la que tiene que reabsorber las angulaciones delanteras del Agua Español, motivo por el que, como es lógico, su musculación delantera es, al igual que la trasera, realmente desarrollada, con huesos fuertes, de longitud y angulaciones también moderadas.

Antes de entrar de lleno en el movimiento ideal de la raza no debemos olvidarnos de un dato importante, que no es otro que la longitud del cuello, el cual tiene una misión primordial, llevar equilibrado al perro. El cuello no debe ser largo, pero mucho menos corto; ni de cisne ni como si tuviera la cabeza metida en el cuerpo con rosca. Los perros con exceso de cuello caminan vencidos hacia delante, mientras que los que carecen de él son torpes en sus movimientos. En definitiva, la longitud ideal del cuello del Perro de Agua, y para no aburrir más con proporciones, es la que permite al animal moverse y bajar la cabeza sin necesidad de agachar el tren delantero, manteniendo la línea dorsal siempre horizontal.

Dicho todo esto, el Perro de Agua Español debe tener un movimiento enérgico y vigoroso, con su masa corporal perfectamente aplomada sobre el suelo, capaz de saber ser tremendamente elegante sobre las pistas de las exposiciones caninas, tras haber estado currando como el que más el resto de la semana, careando, cazando, nadando, entrenando para agility o sencillamente realizando cabriolas para alegrarle la vida a su familia humana. Si observamos al perro trotando, comprobaremos cómo todos los datos que hemos venido aportando hasta ahora cobran su sentido y podremos disfrutar de la silueta del Perro de Agua Español con sus poderosas articulaciones impulsándolo, generando esa “energía explosiva” y recuperándola, con un cuerpo ancho de tórax desarrollado que le permite una gran capacidad respiratoria y que le asienta perfectamente sobre el suelo, así como sus proporciones sublongilíneas que le facilitan su reconocida capacidad de adaptación y sus múltiples habilidades, evitando que se produzcan “cangrejeos”o que los ejes se abran, que las patas se lancen al aire sin control o que los codos realicen extraños aleteos. Mención especial requieren sus manos y pies, anchos y fuertes, de gran dureza, sin los cuales por descontado no realizaría sus habilidades, tanto en tierra como en agua. Debe poseer, por tanto, un movimiento de pasos largos, cubriendo una gran cantidad de terreno, manteniendo siempre un ritmo muy acompasado, conservando su silueta atlética en todo momento, alargando sus extremidades con una elasticidad casi felina, algo que se distancia mucho de un caminar torpe o de los nerviosos pasitos cortos y rápidos.

Es, en definitiva, un verdadero placer el poder disfrutar de la rústica belleza de una de las mejores de nuestras razas autóctonas moviéndose sobre cualquier piso y demostrando el tesoro con el que todos contamos.

JUAN CARLOS BARRUESO FRANCO
MARÍA JESÚS SALGADO VILLAR
(Los Banzos)

Extracto de la revista “EL MUNDO DEL PERRO”, número 251. Páginas 78, 80, 82 y 84.

EL PERRO DE AGUAS EN EL AGILITY

El reglamento de la RSCE y de la FCI lo define de la siguiente forma: “El agility es una disciplina abierta a todos los perros. Consiste en hacerles superar diversos obstáculos con el fin de poner de manifiesto su inteligencia y agilidad.

“Constituye un juego educativo y deportivo que favorece su integración en la sociedad.”

“Esta disciplina requiere una buena armonía entre el perro y su guía, conduce a un perfecto entendimiento del equipo, por lo que es necesario poseer las bases elementales de educación y obediencia.”

En líneas generales, consiste en superar un recorrido, que nunca es el mismo, y que el perro no conoce, compuesto por una serie de obstáculos (vallas, túneles, empalizada, rampa, rueda, pasarela), en el menor tiempo posible y sin cometer penalizaciones.

Se trata de una disciplina deportiva (al menos yo lo considero un deporte) relativamente moderna en nuestro país (el primer campeonato de España se celebró en el año 1991) y que sin embargo ha adquirido un importantísimo nivel, ya que actualmente contamos con la campeona del mundo y con el tercer clasificado, Pere Saavedra con “Blue Baby” y Francisco Muñoz con “Ara” respectivamente.

El agility puede ser practicado por cualquier pero, sin importar su tamaño, ni su raza. Hay dos categorías según su altura: mini (perro de hasta 40 centímetros de altura a la cruz) y estándar (perros de más de 40 centímetros). Según el tamaño del ejemplar y su encuadre en una categoría u otra variarán las alturas de los obstáculos.

¿Qué aporta el agility a los perros?

  • Hace que la compenetración entre el perro y el dueño o guía sea total. En agility, el perro no puede llevar ningún tipo de collar ni correa, ni el guía portar objeto alguno en sus manos, por lo que el perro tiene que entender totalmente las órdenes del guía, tanto las verbales como las del cuerpo, y eso exige un entendimiento perfecto entre los dos.
  • El perro gana confianza y seguridad en sí mismo, ya que constantemente se le alaba cuando hace bien su tarea, se le confirma en lo bien hecho; un perro seguro de sí mismo es un perro estable.
  • Desarrolla la musculatura del animal y le aporta el ejercicio adecuado; los ejemplares que practican el agility son perros “deportistas”. Se suele entrenar dos veces por semana, con lo que el perro está totalmente en forma.
  • Es un método estupendo de socialización del animal; al acostumbrarlo a estar en contacto con otros perros. En las pruebas suele haber ruidos de todo tipo, mucha gente, música alta, etc. Por otra parte, en estos momentos a todos los individuos que pretenden empezar a competir se les hace una prueba de carácter antes de otorgarles la licencia.
  • Al perro siempre se le enseña con juego y con recompensa, es la mejor forma que se me ocurre para enseñar obediencia a un animal, y además la respuesta a las órdenes tiene que ser rápida. Se enseña divirtiendo y sin ningún tipo de presión.

Seguro que hay muchas cosas positivas, sin embargo, la que a mí me parece más importante es que el perro y su dueño pasan un buen rato juntos, se divierten, juegan y se entienden perfectamente porque trabajan juntos. Son un puñado de buenas razones para practicar este deporte.

¿Por qué un Perro de Agua haciendo agílity?

  • El Perro de Agua es un animal útil, es una raza de trabajo, existe porque ha sido funcional y su belleza debe radicar ahí, no en la longitud de sus rizos.

Cualquier propietario de Perros de Agua sabe que necesitan tener la mente entretenida, constantemente quieren aprender cosas nuevas, y son capaces de realizar miles de trucos por el mero hecho de complacer a su dueño.

En una ciudad es difícil practicar el pastoreo y a los que no nos agrada la caza, con el agility tenemos la posibilidad de mantener la funcionalidad de la raza.

  • Son perros que tienen verdadera “obsesión” por su dueño, constantemente están pendientes del guía, lo cual es ideal para el agility, ya que esa “fijación” por su amo hace que muy pocas veces se eliminen, convirtiéndolos en perros muy seguros.
  • Sienten verdadera pasión por las alturas (no olvidemos que han sido sobre todo perros pastores, fundamentalmente de cabras), adoran las empalizadas y las pasarelas, todos los obstáculos que suponen trepar y mirar desde lo alto.
  • La conformación del Perro de Agua, con su musculoso tren trasero, hace que no tengan ningún problema en los saltos y que puedan acometerlos prácticamente sin tomar impulso, a pesar de que la altura de las vallas está entre 55 y 65 centímetros y la alzada de nuestros machos ronda los 50 centímetros en los machos.
  • El tamaño de los Perros de Agua presenta algunas ventajas y algunos inconvenientes.

Las ventajas son su facilidad para pisar las zonas de contacto, al menos en las subidas y su habilidad en los giros, ya que el tamaño de su cuerpo hace que recorte muy bien, recorriendo muy poco espacio en los giros al hacer más cortos los recorridos, pierden menos tiempo.

El inconveniente es que su zancada es más corta, con lo que sus tiempos serán peores, pero sobre todo al tener un cuerpo más bien cuadrado y no tener rabo no pueden bracear en el slalom, sino que tienen que hacerlo dando “saltitos”, lo cual resta espectacularidad en la realización de dicho obstáculo.

  • La estructura de las patas del Perro de Agua Español, sus pezuñas grandes (en proporción a su tamaño) y sus resistentes almohadillas hacen que apenas resbalen en los suelos enmoquetados, con lo que en las pruebas que se realizan en dichos recintos cuentan con una ligera “ventaja natural”.

Panorama actual y conclusiones

En la actualidad en España existen cerca de quinientas licencias para practicar agility, entre éstas debe haber unas ocho que corresponden a Perros de Agua, aunque hay unos cuantos en la “cantera”, trabajando con sus cachorros para empezar a competir, es un poco triste que la raza española con más número de inscripciones esté tan poco representada, teniendo como tienen cualidades naturales para este deporte.

Sin embargo, y dentro de este panorama, este año, dentro del equipo español de estándar, compuesto por cuatro perros, resultó seleccionado para ir al campeonato de mundo de agility “Elite de Ubrique”, de David Molina, del Club Las Murallas, de Zaragoza. No obstante, no era el primer Perro de Agua Español que iba a un mundial, y que en el año 1999 a todos nos dejó asombrados por lo bien y lo rápido que lo hacía un perro de esta raza que provenía de Finlandia. Es una triste paradoja.

ANA VICTORIA PÉREZ PELÁEZ

Extracto de la revista “El Mundo del Perro” (número 251), páginas 92,  94, y 96

CARÁCTER Y FUNCIONALIDAD EN EL PERRO DE AGUA ESPAÑOL

CARÁCTER Y FUNCIONALIDAD EN EL PERRO DE AGUA ESPAÑOL

El interés que despertó en mí esta raza fue prácticamente por casualidad. Siempre he tenido razas de reconocidas aptitudes para el trabajo: Pastor Alemán, Pastor Belga, Rottweiler, etc. Cuando decidí adquirir un perro para tenerlo en el piso sólo quería un perro que no soltase pelo, que fuese de tamaño mediano, más bien pequeño; cariñoso y bonito. Vinieron a mi mente bastantes razas conocidas por todos. Pero cuando en mis planteamientos surgieron otros requisitos: posibilidad de intentar un adiestramiento de alto nivel, su utilización en diversos tipos de trabajos simultáneos, cualidades naturales muy marcadas, etc., la lista de razas se redujo drásticamente. Otro factor importante fue el que, además, era una raza española por las que siempre he sentido debilidad, respeto y cierta pena, pues no ocupan en nuestra cinefilia el lugar que por derecho propio les corresponde. Añadir finalmente que su coste medio es bastante inferior a la gran mayoría de razas foráneas, en las cuales adquirir un buen ejemplar supone bastante más dinero.

Cualidades a destacar del Perro de Agua Español son su instinto de caza y pastoreo, muy marcados; sus aptitudes natatorias; buen instinto de guarda, tesón, fidelidad. Gran inteligencia (combinada con un carácter listo). En mi opinión resultan tan listos como inteligentes. Son muy activos y deportivos. Su capacidad de adaptación a todo tipo de terrenos y situaciones es realmente sorprendente. Valientes y muy cariñosos. De gran dureza y resistencia. Sus patas no se “aspean” en los terrenos más duros. Resisten al calor y la falta de agua con una resistencia que caracteriza a los perros de pastor en la mayoría de lugares de nuestro país, no cediendo al cansancio y la fatiga.

Hay que señalar que responden al adiestramiento típico con una rapidez en el aprendizaje que hasta la fecha he observado en muy pocos perros. La gran cantidad de trabajo que tienen les permite estar continuamente recibiendo órdenes. Resulta, además, bastante fácil mantener la motivación. En cuanto a la precisión en los ejercicios, la respuesta es igualmente buena. Realizan con suma facilidad los ejercicios más variados. He podido constatar la existencia de perros que realizan un sinfín de tareas y variados ejercicios realmente sorprendentes: ir a comprar tabaco o periódicos ellos solos, volver del campo a casa a por la talega del pastor, traer los objetos más variados a la orden del dueño, llaveros, bolsos traíllas, carteras, etcétera, diferenciando perfectamente unos objetos de otros, llevar del ramal a otros perros e incluso a caballos, ejecutar complicados ejercicios de equilibrio sobre pasarelas, escaleras y obstáculos de lo más variado, etc. Así como otros más propios y relacionados con sus aptitudes naturales, como caza, pastoreo y auxiliares en barcos de pesca. Por otra parte, su afición a morder, excelente, combinada con su instinto de guardián, no me dejan la menor duda de que pueden adiestrarse a un nivel sobresaliente para las pruebas clásicas de adiestramiento, aunque su reducido tamaño condicionará a bastantes ejemplares de forma negativa.

Con respecto a la actividad de pastoreo, actividad bastante difundida dentro de esta raza, muestran unas cualidades excelentes. No molestan al ganado cuando está de careo. Salen a la orden a por las ovejas, mordiéndolas con decisión; si bien algunos ejemplares tienden a golpear con el hocico. Son capaces de enfrentarse a animales muy tozudos, y aunque se retiren, vuelven con decisión a la carga, consiguiendo siempre hacer retroceder a la oveja. Su alto grado de atención en todo momento a las evoluciones del ganado, así como a las de otros perros experimentados, hace el aprendizaje especialmente duradero y eficaz en períodos relativamente cortos de tiempo. El único inconveniente es su pelo. Para su utilidad práctica, en los meses de calor es necesario su esquilado completo, y en todo tiempo conviene tener las patas y la cara despejada de pelo. En cualquier caso es conveniente revisar el pelaje después de las salidas al campo, poniendo especial cuidado en la cabeza y las patas. No quiero acabar este párrafo sin señalar que esta actividad está restringida a zonas rurales, y estas cualidades solo las podemos apreciar en toda su grandeza en perros dedicados a labores de pastoreo. A buen seguro que cualquier aficionado que tenga la ocasión de observar a un buen perro de ganado quedará gratamente sorprendido.

De la actividad cinegética podemos señalar que su afición a la caza es notoria; quizá tienen un estilo poco depurado, pero es que realmente no son perros de muestra. Trabajan en general a distancia prudencial del cazador y son muy obedientes y fáciles de controlar. Hacen prácticamente a todo tipo de caza. Pero donde mejor se desenvuelven es en el cobro, especialmente en el agua. En tierra demuestran su excelente olfato para el cobro localizando la pieza en lugares difíciles o persiguiendo a las que están heridas con gran tesón y habilidad.

Resumiendo: lo que más caracteriza al Perro de Agua Español es su versatilidad y capacidad de adaptación a todo tipo de terrenos, situaciones, adiestramientos, etc. Todo aquel que se acercara a este pequeño perro queda prendado de él, pero más que por su carácter alegre, simpático y a la vez seguro y templado; su inteligencia, su habilidad para ejecutar los ejercicios más variados y su rusticidad es lo que está llevando a la raza a una popularidad creciente. Un perro de Agua no deja nunca de sorprendernos con nuevas muestras de sus habilidades.

Para finalizar solo me resta decir que en esta raza se dan perros muy buenos, de unas excelentes cualidades, que cada vez se ven menos en razas que deben mostrar unas aptitudes similares, y esas virtudes me atrevo a decir que las conserva por su corta trayectoria en el mundo de la cinofilia oficial. La mayoría de las líneas existentes que poseen en su árbol genealógico ejemplares recuperados en el campo, dedicados a tareas prácticas es por lo que su carácter y aptitudes aún perduran. ¡Conservémoslas!

MARCELINO BENITO

Extracto de la revista “El Mundo Del Perro”, número 194 (año 1996). Páginas 80, 81 y 8

El juego, esencial en la Raza

A lo largo de los múltiples artículos que se han publicado se hace referencia a las fantásticas aptitudes de esta raza para el trabajo, entre muchas otras cosas destaca como perro de buceo. Para que estas aptitudes no se pierdan, debido fundamentalmente al tipo de vida moderno, los criadores intentamos seguir motivando a nuestros perros a través del juego.

No hay que ser experto en adiestramiento, ni leer manuales específicos sobre cualquier disciplina canina de trabajo, basta con tener interés en que nuestro perro juegue con nosotros desde el primer día que lo adquirimos.

Con que la primera semana corra detrás de una pelota de tenis es suficiente para continuar con el siguiente paso, que es intentar que la coja y esperar a que nos la traiga y ofrezca para que la lancemos otra vez. Conseguido este objetivo empezaremos por esconder, en su presencia, la pelota en cualquier lugar no apreciable a simple vista y donde tenga que utilizar su mejor sentido: el olfato. La encontrará fácilmente, incluso escondiéndosela cada vez más lejos y con mayor dificultad sin que vea dónde.

Cuando el perro tenga mucha fijación a la pelota lo llevaremos a un lugar donde haya agua limpia no profunda (río, lago, entrante del mar, etc.) con fácil entrada y salid para el perro. Tiraremos la pelota previamente fuera del agua para que la recoja y nos la traiga varias veces. Cuando lo encontremos muy motivado, lanzaremos la pelota a un metro de la orilla, el perro sin darse cuenta entrará en el agua y sacará la pelota. Repetiremos este ejercicio varias veces hasta que consigamos que recoja la pelota desde unos 10 o 15 metros.

Deberíamos ir con nuestro perro al agua al menos una vez por semana durante los seis meses más calurosos del año, siempre que el agua esté limpia y no contaminada. En el sur de España la temperatura es más alta y se puede ir casi todo el año.

Con este método hemos conseguido que nuestro perro “cobre” fuera y dentro del agua. Si nuestro ejemplar es mayor de seis meses y hemos conseguido los objetivos anteriores, intentaremos que comience a bucear. Las pelotas de goma macizas de colores claros son ideales para este trabajo ya que se ven bien bajo el agua, esto ayuda a que el perro, al verlas desde fuera, empiece a meter la cabeza en el agua para intentar recuperarla. Comenzaremos con lugares de poca profundidad, la lanzaremos calculando que el perro la vea desde fuera y que una vez metida la cabeza la pelota se le quede a unos 20 centímetros de profundidad. Tal vez en la primera lanzada no la siga, pero hemos visto perros que iban siguiendo la trayectoria de su pelota y metiendo la cabeza en el agua, abriendo la boca dentro y sacando su juguete. Podemos amarrar la pelota con una redecilla y una cuerda para su fácil recuperación. Cuando la haya cogido en esta primera profundidad, más o menos, la lanzaremos algo más adentro, y así sucesivamente; a la vez también se puede ir cambiando de objeto. Paulatinamente aguantará más la respiración hasta que poco a poco se convierta en un buceador capaz de sacar del agua objetos pesados, de hasta 6 o 7 kilos, y a una profundidad superior a su altura sin muchos problemas.

Se puede decir que un Perro de Agua es un buen buceador cuando nadando, sin hacer pie, se sumerge, baja y saca del fondo un objeto. A esto se llega mediante el juego, y tanto el dueño como el perro disfrutan de ello. No debemos olvidar que en los barcos eran capaces de tirarse y arrastrar embarcaciones. Lo que nos lleva a asegurar que saben aguantar en el agua no sólo nadando sino con peso, y que estos ejercicios que hemos contado son accesibles a la mayoría, o deberían.

Antonio García Pérez (Ubrique)

Extracto de la revista El Mundo del Perro, Número 251, páginas 96 y 98.

EL COLOR EN EL PERRO DE AGUA ESPAÑOL

color perros de agua

Este es un aspecto que no define al Perro de Agua Español, sin embargo, es utilizado con prioridad en muchas ocasiones a la hora de seleccionar o eliminar ejemplares sin más consideraciones.

Se dice que “los perros del Norte son blancos y los del Sur marrones o negros”, la frase que simplifica en exceso el hecho de que en el Norte predominen las capas claras. Posiblemente los pescadores, tanto del Norte como del Sur, preferirían estos colores claros porque se distinguían mejor entre las redes y en la oscuridad, pero este no sería su único criterio de selección. Lo más probable es que buscaban perros que funcionasen lo mejor posible… Por eso, la fuerte y en ocasiones exagerada selección al blanco en el Norte fue realizada hace unos 20 o 25 años, precisamente cuando los Perros de Agua dejaron de trabajar en los barcos. Esta selección se basó más en criterios “diferenciadores” y caprichosos que en los realmente funcionales.

Estamos de acuerdo en que los pescadores preferían las capas claras, pero lo mismo da un blanco que un rubio, un arena o un bicolor; un marrón o negro, vale igual si es bueno, rinde en el trabajo y trasmite buenas cualidades a su descendencia. Los hombres de la mar, por fuerza, eran ante todo prácticos, no creo que sacrificasen un perro que trabajase bien sólo por el color. Esto sería secundario.

Si nos remontamos en el tiempo comprobamos que eran tan abundantes como los blancos, los bicolores blanco-rubio, blanco-marrón y blanco-negro, así como los rubios y arena. Esto lo prueban antiguos grabados y fotografías, así como el hecho de que en las líneas más antiguas que se conservan abunden los ejemplares de estos colores.

Los individuos “blancos blanquísimos” no son fruto de la selección que realizaron los pescadores. No nos engañemos, son fruto de una moda con tintes regionalistas que no hizo más que perjudicar a estas extraordinarias líneas de perros del Cantábrico. Curiosamente, para nada se preocupó esta moda de valorar las aptitudes para el trabajo de los perros.

Por suerte, y porque hubo personas verdaderamente conocedoras de los perros de los pescadores que se preocuparon de ello, quedaron ejemplares que no sufrieron ésta equivocada criba, de modo que se cuenta actualmente con representantes de esta raza que son dignos descendientes de los valientes perros de los barcos.

Como dato comprobable, en las primeras monográficas de la raza, a las que por razones de proximidad geográfica asistían perros mayoritariamente del Sur, abundaban los ejemplares blancos que estaban dedicados al pastoreo.

Actualmente, y en el otro extremo, otra moda está haciendo que en las exposiciones escaseen los ejemplares blancos, bicolores, arenas e incluso negros, donde predomina el color castaño. Puede existir el peligro de que esto haga desaparecer otras características muy deseables en la raza.

Con cierta frecuencia aparece en las líneas sureñas la capa orita, que ha sido excluida en el estándar. Dejando aparte los gustos personales, pienso que los ejemplares de esta capa pueden aportar excelentes cualidades funcionales, por lo que considero un error desecharlos. Hasta ahora nadie ha dado una razón que justifique la eliminación de los perros que presentan esta capa.

Si queremos conservar nuestra raza en toda su plenitud, no debeos olvidar que ante todo el Perro de Agua Español es una raza polivalente que ha sido seleccionada por su funcionalidad. Tener una visión monocolor de la misma demuestra su desconocimiento.

María Cruz Rodríguez Callejo (La Tarde Gris)

Extracto de la Revista el Mundo del perro Nº 251, páginas 84, 86 y 88

CONSEJOS PARA UNA EDUCACIÓN SATISFACTORIA DEL PERRO

Comprender al perro

El secreto para conseguir una convivencia armónica entre el hombre y el perro radica, fundamentalmente, en el comprendimiento de la naturaleza del animal.

Los perros “obedecen” a ciertas leyes innatas de comportamiento, y este último no se puede clasificar de acuerdo a nuestros juicios de valor.

A menudo los errores en la educación y en el cuidado del perro se cometen de manera inconsciente y de ese modo se provoca un comportamiento erróneo del animal que se le acaba recriminando equivocadamente al perro; y eso aunque el perro ha actuado tan solo según su instinto natural. No es el animal sino el hombre quien ha cometido el error.

“Mi perro solo obedece cuando le da la gana”

Otro requisito importante para una educación adecuada al comportamiento canino son los conocimientos acerca de la conducta de aprendizaje del perro. Seguramente le suene la exclamación de muchos amos de perro desesperados: “Mi perro sólo obedece cuando le da la gana”.

Precisamente esta es la base para una educación satisfactoria: Lo importante es conseguir que el perro tenga ganas. Para aprender y actuar hace falta una motivación. Crear dicha motivación es la tarea principal en la educación canina responsable y exenta de violencia.

Principios de la educación del perro

Si lo que esperamos es que nuestro perro lleve a cabo nuestras órdenes, nos tendremos que comunicar con él de un modo adecuado para perros.

Deben evitarse las frases largas o incluso preguntas como por ejemplo “¿No te he dicho que debes parar?”. Dele a su perro una oportunidad real de comprender su orden utilizando para una misma cosa siempre una sola palabra.

Si le quiere poner más énfasis a sus órdenes, no vale con gritar. Los perros tienen muy buen oído y los gritos les resultan tan desagradables o incluso los pueden interpretar como un castigo. Puesto que es lo que no queremos es castigar ya de antemano a nuestro perro, deberíamos darle las órdenes en voz baja, agradable, pero firme. Añada a las órdenes una señal con la mano, por ejemplo con el dedo índice levantado para dar la orden “Siéntate”.

Acostúmbrese desde el principio a pronunciar las señales auditivas una única vez. Si el pero le ignora, tendrá que reaccionar inmediatamente, en el mismo instante en el que acabe de pronunciar la orden. El perro no debe aprender en ningún caso que usted repite cada cosa tres veces antes de imponerse. De otro modo le daría la sensación de que usted no da las órdenes en serio, y en función de ello sería su comportamiento. Los perros tienen antenas muy sensibles para el estado de ánimo del hombre.

Naturalmente, si el perro ha llevado a cabo la orden correctamente, no debe faltar la alabanza. De ese modo, su perro pronto verá en usted a su querido líder de la manada a quien obedecer servicial y gustosamente.

Aprender las órdenes Al aprender las órdenes, primero debería conseguir que su perro comprenda la relación entre la señal con la mano, su comportamiento y el premio. Una vez que lo haya comprendido, podrá utilizar la orden verbal.

Practicar las órdenes más importantes

¡Siéntate! Su perro debe sentarse y permanecer sentado hasta que usted anule la orden mediante otra. Durante los primeros ejercicios, sujete un premio directamente sobre la nariz del perro y llévelo lentamente por encima de su cabeza. Para poder seguir viéndolo, el perro se sentará. Una vez que haya comprendido la relación entre el dedo índice levantado y su propia acción, se producirá la vinculación con la orden verbal. Dele la orden en un tono de voz agradable y alargue su pronunciación.

¡Échate! “Échate“ significa que el perro debe echarse y permanecer echado hasta que usted dé una nueva orden. Para practicar esta orden, comience desde la postura de “Siéntate”. Esconda un premio en su mano con la palma abierta y dirija la mano lentamente hacia el suelo frente a la nariz del perro. Si el perro se echa, por supuesto le dará el premio y le alabará efusivamente. Un ligero movimiento de arriba a abajo de la mano con la palma abierta es la señal visual de este ejercicio.

Cuanto antes mejor…a partir de la tercera semana de vida del perro ya se puede empezar con su educación. Si se trata de un cachorro o de un animal de la perrera, debería darle 2 ó 3 días para poder adaptarse al nuevo entorno antes de empezar con el entrenamiento

¡Quieto! El perro debe quedarse precisamente en el sitio que usted le indique. La señal visual es la mano con la palma abierta en dirección al perro. Le recomendamos que lo ejecute tras un satisfactorio “¡Siéntate!” o “’¡Échate!”. El premio lo obtendrá tras haber suprimido la orden, por ejemplo con un “Ven”.

¡Corre! Esta orden anula sus órdenes anteriores ¡Siéntate! o “Échate”.

¡Ven! o “¡Aquí!” Para poder soltar a su perro sin correa, la condición previa es que su perro venga cuando usted se lo mande. Las primeras veces, atráigale con un premio y con una llamada con un tono de voz agradable. Si esto no funciona, aléjese aún más del perro y grite su nombre y la orden. Cuando venga sujétele del collar y alábele con profusión. La señal visual correspondiente son los brazos abiertos.

Venir siempre tiene que resultar positivo

Jamás debe reñirle a su perro cuando cumpla la orden de acercarse a usted, sea lo que haya hecho anteriormente. Intente también no atarle siempre con correa justo después de la orden “Ven”. De modo contrario su perro aprende que la diversión se ha terminado en cuanto oye su llamada.

¡Al pie! Ir junto al hombre quiere decir que vaya a su lado y a su misma velocidad. Entrénelo con una correa más larga a su izquierda. Siempre que el perro vaya por delante de usted, párese. Cuando el perro note que no puede seguir volverá hacia usted. Cuando ocurra esto, tendrá que alabarle en ese preciso instante. Después continúe hasta que el perro vuelva a ir por delante. Pronto el perro comprenderá que yendo a su lado es la manera más rápida de seguir caminando. Sólo entonces dé la orden correspondiente “¡Al pie!” con una señal con la mano (golpear con la mano con la palma abierta contra el muslo).

¡Suelta! Con esta orden el perro debe soltar un objeto que lleve en la boca. Coja el objeto que lleva en la boca –la mayoría de los perros lo sueltan de ese modo- y alábele simultáneamente.

Memorizar lo aprendido

Los perros aprenden muy rápido los ejercicios sencillos, aunque esto no significa que los apliquen en seguida en cualquier situación. Lo único que ayuda en este sentido es la práctica repetida. Lo óptimo son 10 minutos tres veces al día. Termine los periodos de ejercicio, a ser posible, con un ejercicio que su perro ya domine.

Premiar un comportamiento deseado

Los perros aprenden más rápido y más fácilmente si se les premia en lugar de castigarles.

Se alaba siempre directamente a continuación de un ejercicio cumplido satisfactoriamente. Esto es inmediatamente después de que el perro haya tocado el suelo con el cuarto trasero tras su orden “Siéntate”. Transcurridos unos segundos el perro no relaciona su alabanza con el ejercicio.

También al alabarle es importante utilizar un tono de voz adecuado. Alábele siempre en voz alta y de tal modo que le motive. Sea eufórico, si quiere. A su perro le tiene que quedar muy claro que su rendimiento ha sido extraordinario.

Reprender por un comportamiento no deseado.

Una perra nunca castiga a sus cachorros cuando les educa sino que les echa reprimendas.
Si usted le quitara por la noche al perro su pienso por haber pedido comida en la mesa al mediodía, eso sería un castigo sin sentido alguno, pues su perro no aprendería nada del mismo.
La reprimenda siempre debería ser una sorpresa desagradable para el perro y ser echada acto seguido al comportamiento erróneo.

La rapidez de su reacción es decisiva, puesto que el “castigo” debe ser relacionado con la conducta errónea y con nada más. Las medidas de educación tardías no sirven para nada e incluso resultan contraproducentes.
Prácticamente siempre debería bastar con una reprimenda verbal. Su voz debe aportar un tono profundo y firme. Es suficiente una orden corta: “¡No!” si pretende impedir de antemano un mal comportamiento y “¡Quita!” si le pilla con un comportamiento erróneo.

Otro método muy eficaz para reprender al perro es ignorándole por poco tiempo. Cruce los brazos y mire hacia el otro lado, de ese modo el acto de ignorarle resulta más evidente.

En escasas ocasiones es necesaria una reprimenda física: Agarre a su perro el hocico desde arriba con una ligera presión o gírele de espaldas (túmbelo panza arriba). Mientras haga esto, mírele directamente al perro a los ojos.

Tras una reprimenda el perro necesita un descanso para volver a conseguir su equilibrio. Durante este tiempo, el amo debería comportarse de modo pasivo frente al perro. Después, una “reconciliación” es muy importante para su socialización.

Las medidas de educación más importantes de un vistazo

Positivo:

Tras una reprimenda, a ser posible vuelva a someter al perro a la situación inicial y prémiele enseguida si esta vez se comporta correctamente.

Negativo:

Nunca le grite histéricamente a su perro si éste no ha cumplido una orden, sino hágale entender su comportamiento erróneo con voz tranquila, firme y más bien grave.
¡No le pegue al perro! Tales métodos destruyen la relación de confianza entre usted y el perro.
No le quite a su perro nunca el pienso o el agua para castigarle.