Razones para adquirir un perro con pedigree

Ante todo decir que, un cachorro de pura raza supone un estudio y unas características concretas, tanto morfológicamente como psicológicamente, que vienen marcadas en su genética, que si bien siempre hay excepciones son las menos estadísticamente hablando.

La mayoría de los cachorritos son preciosos, sean de la raza que sean, pero cuando sobre los dos años que ya están más o menos definidos, hay mucha gente que se lleva las manos a la cabeza por su tamaño, el tipo de pelo o incluso su temperamento.

Tema para mí más importante, es el hecho de que la selección de una raza pura generalmente trae consigo, por parte del criador,  una serie de pruebas digamos medicas que suele hacer a los ejemplares dedicados para la cría: displasias, pruebas oculares… Que si bien no es una garantía cien por cien, si que da cierta tranquilidad, y si ese cachorro sin seleccionar tuviese cualquiera de estas taras físicas, aparte de una merma en su calidad de vida, su amo se gastara económicamente mucho más de lo que un cachorro supone.

Si el costo medio de un cachorro suponemos que es de 600 euros y la vida media de un PDAE en óptimas condiciones 12 años, el hecho de tener un cachorro seleccionado de pura raza supone una inversión de 50 euros al año, que yo, sin lugar a dudas pago por la tranquilidad tanto morfológica como psicológica que me transmite.

No he querido entrar en que, una hembra pare al menos una vez en su vida y que el precio de su adquisición se suele rebasar en todos los casos con la venta de esos cachorros o que un macho suele montar alguna vez también y que una monta con pedigrí tiene unos beneficios al menos iguales al desembolso que se hizo en su día.

En LA TEINADA vamos mas allá y nuestros perros, todos al menos son excelentes en las exposiciones de belleza y todos participan en numerosas, porque no tenemos perros para criar y perros para exponer, todos viven en nuestra casa con nuestra familia participando del día a día, con la sociabilización perfecta de los cachorros que luego al futuro propietario le será más fácil todo con él.

Y una cosa muy importante, toda persona que se ha interesado por un PDAE y ha venido a nuestra casa y visto como tenemos a nuestros perros ha salido con un cachorro y todos nuestros clientes estén donde estén saben y pueden dar fe que hemos tenido un seguimiento permanente de ese ejemplar a lo largo e su vida y que han podido llamarnos y han obtenido una respuesta ante cualquier duda o comentario que les rondase.

Tenga el perro la edad que tenga, sea PDAE o no, de LA TEINADA o no, estamos a disposición con nuestro conocimiento para lo que se desee y eso lo hacemos arañando de nuestro tiempo de ocio sacrificando fechas y fiestas muchas veces, porque tenemos verdadera pasión por los animales en general y el PDAE en particular.

Consejos para desarrollar un PDAE equilibrado

Los perros de agua tienen un pelo mucho más suave y sedoso cuando nacen que el que se les quedará de adultos, por ello, es recomendable que en torno a los 4 meses de edad se les dé un primer corte de pelo (no estético) para quitar la pelusilla y que el nuevo pelo crezca con más fuerza.

Es importantísimo señalar que el pelo de estos perros no se peina, sí que debe abrirse con los dedos para evitar que el pelo se apelmace y se le formen los tan nombrados nudos. Para ello, es bueno pasarle la mano todos los días e ir separándoles los mechones de forma que se le pueda ver la piel si los abrimos. En ocasiones, por motivos ajenos (ramas que se pegan, hojas…), el nudo que se le forma es muy compacto y no somos capaces de abrirlo con los dedos, entonces recurriremos al cortanudos, que no es más que unas cuchillas metálicas engarzadas a una separación constante, que metido desde la piel, cortará el nudo en distintas secciones iguales, lo que facilita deshacerlo posteriormente.

Es cierto también que todos los Perros de Agua no tienen el mismo tipo de manto, los hay con mucho subpelo, en cuyo caso es muy fácil que se les formen nudos (es subpelo el que va enredando los tirabuzones); asimismo, hay otros que acordonan muy fácilmente pero otros que tienen un rizo más cerrado y a los que prácticamente hay que formarles el cordón. Sin embargo, esto es cuestión de suerte.

Otro punto importante es el lavado, tres cosas muy importantes; jabón adecuado, escurrir el pelo con las manos y secado al aire libre.

Un determinado jabón comercial muy conocido por todos, según mi opinión, es el que mejor les va a estos perros, los limpia en profundidad y no les añade nada, es decir, nos va a evitar que el pelo se enrede. Una vez el perro esté enjabonado y enjuagado, procederemos al escurrido con las manos, se puede utilizar una toalla para quitar un poco el agua abundante, pero sin restregarla, ya que en ese caso lo único que conseguiremos es que el pelo se apelmace. Cuando el perro deje de soltar goterones: a la calle, a la terraza o donde sea para que se seque libremente.

Otro punto a tener en cuenta es que no es aconsejable lavarlos constantemente; es decir, se le puede mojar tantas veces como sea necesario, pero sólo con agua, no con jabón. Por ello, quién tenga la posibilidad de llevarlos al mar, lago, río, etc., que lo lleve, el agua le viene fenomenal y al nadar el pelo se va abriendo sólo, evita los nudos y le quita suciedad superficial, además de que el pelo se les pone precioso y con más volumen. Si es agua salada, podéis dejarlo sin “endulzar” dos o tres días, pero pasado este tiempo hay que enjuagarlo en casa. No hace falta hacerle nada más. Lo único que requiere mayor atención por nuestra parte son las orejas de nuestro perro, ya que un posible efecto secundario del contacto frecuente con el agua es la otitis, especialmente si bucea y baja a mucha profundidad (aunque lo normal es que no les suceda nada).

Creo que este es el punto más importante en el Perro de Agua, ya que una gran mayoría son recelosos, asustadizos, con carácter, etc. Por ello, desde que nace hay que ir encauzándolo hacia una buena sociabilización. El perro tiene que integrarse no sólo en la familia, sino en la comunidad y sociedad en la que va a vivir.

Cuando lo tengamos en casa, es bueno que haya niños a su alrededor y que lo manosee gente ajena a la familia, para que se vaya acostumbrando al tránsito de otras personas y futuras visitas que tendrán en casa, así después el perro no tendrá que ser encerrado porque se ponga muy defensivo o simplemente porque no le gusten las personas extrañas.

Aunque los veterinarios no recomiendan sacarlo hasta que tenga puestas todas las vacunas, en realidad a lo que se refieren es que no puede estar en contacto con otros perros y en zonas sucias, ya que todavía es muy pequeño y no está inmunizado; pero eso no impide que lo puedas llevar en brazos o en una bolsa de animales (cuando el tiempo lo permita) para que desde ese sitio vaya acostumbrándose a los ruidos, el ver gente correr, bicicletas, motos, etc. Como va a estar contigo, se va a sentir protegido y poco a poco no reparará en ellos.

Los primeros meses de vida del perro van a ser cruciales para el desarrollo y comportamiento del perro en el futuro, esto es así porque lo que hagamos o no y lo que permitamos o no, se irá asentando en el comportamiento futuro; asimismo, no es igual quitar las costumbres adquiridas a un cachorro que a un perro adulto. Sólo es cuestión de paciencia y tiempo.

Empecemos por el comportamiento en casa. Debemos marcar al perro qué es lo que puede hacer y lo que no, por ejemplo, subirse al sofá, morder las zapatillas u otros objetos no destinados para tal uso, el sitio para hacer pis, permitirle o no entrar en las habitaciones, su sitio para dormir, etc. Hay que partir de la base de que el perro siempre va a intentar hacer lo que desea y que debe se el dueño quién tenga más aguante que él a la hora de no permitírselo. Esto debe tomarse como una carrera de fondo. Sé lo duro que resulta regañar a esa bolita de pelo que te mira con ojos tiernos como si no hubiese hecho nada, pero piensa que cuando crezca será un perro educado y que podrás llevarlo a cualquier parte sin miedo a tener problemas; así que, por mucho que cueste, hay que hacerlo.

Cuando empiece con el cambio de dentición será como una trituradora, todo lo que querrá es echarse algo a la boca para así ayudar a partir la encía (como nuestros bebés). Por ello, si no le pones remedio, será cualquier cosa. Sin embargo, para esto hay unos mordedores de goma dura, fantásticos, que le sirven no sólo para ayudarle en un proceso tan importante, sino también para fortalecer la mandíbula y como juguete, según el modelo. Cuando el perro vaya a coger algo o lo veas mordisqueando cualquier cosa, le dices “no”, se lo quitas y le das el mordedor. En unas cuantas veces sabrá que eso sí puede mordisquearlo a su antojo pero no el resto.

Otra costumbre que se le debe quitar al perro es la de morder las manos, en caso de que la tenga; ahora tiene dientes minúsculos y poca fuerza para apretar, pero en el momento que crezca, para él seguirá siendo un juego y puede hacer daño sin querer. Para eso no hay mejor solución que meterle el dedo en la zona donde más adelante tendrá los colmillos y las muelas, es un huequecito donde te cabe el dedo atravesado y donde lo tienes agarrado sin poder escapar. Así que, cuando intente morderte ponle el dedo ahí un buen rato; él intentará zafarse con la lengua, no podrá. Si haces esto cada vez que te muerda, comprenderá que no es una buena idea hacerlo. Yo al mío después le suelo dar “besitos” y le permito dar lametones; entonces lo acaricio y él se va muy contento moviendo el rabito porque sabe que lo ha hecho bien. Por supuesto, este ejemplo es sólo una observación, cada cual puede encontrar el método que crea más oportuno para su perro.

Otra conducta que debemos vigilar es el llamado “síndrome de abandono” que muchos perros tienen cuando el dueño se va de casa. Algunos de los pasos que debemos seguir para evitar en lo posible que el perro lo desarrolle son dejarle algún juguete a su alcance, que tenga en su sitio (una caseta, una cama o un trasportín donde se sienta protegido y seguro) y, lo más importante, no prestarle atención cuando se llegue a casa, haz lo que tengas que hacer (si vienes de comprar, dejar las bolsas; cambiarte de ropa para ponerte más cómodo, etc.), pero solo una vez hayas hecho lo que estimes oportuno, le llamas y le acaricias. Seguramente, mientras hayas estado haciendo tus cosas el perro te haya seguido a todas partes, pero es ahora cuando te sientas y te relajas cuando le prestas atención. Es una forma de que el perro comprenda que sabes que está ahí pero que tienes más cosas que hacer.

Con respecto a las horas de bajada del animal, cuando es cachorro y no lo puedes sacar a la calle, debes asignarle un sitio para que no vaya manchando toda la casa. En un principio, impregna un trozo de papel de periódico y elige la zona donde quieras que vaya (cocina, baño, terraza…, preferiblemente un sitio que te sea cómodo y que puedas limpiar con lejía), pones papeles de periódicos limpios y el trocito que hayas impregnado para que reconozca su olor. Una vez lo tengas todo puesto, hay que estar atento al animas, seguramente lo haga después de comer y al levantarse. Cuando le veas las intenciones, llévalo al sitio de tu elección, pero si le sorprendes haciéndolo en otro lugar, le dices ”no” y lo llevas a la zona señalada. Cuando haga sus necesidades allí, prémialo. Así de fácil es conseguir que se acostumbre en unas cuantas repeticiones.

Cuando el animal ya puede salir de casa, debes cambiarle ese sitio por la calle, en cuyo caso el procedimiento es prácticamente idéntico. Al principio estará un poco extrañado, pero estos perros son muy inteligentes y en seguido captan lo que quieres decirles.

En mi caso, aunque sé que no gusta todos los perros, tengo en casa un recipiente con arena de gato donde aprendieron a hacer sus necesidades; en la actualidad aún lo conservo porque a veces se llega más tarde de lo que espera o estás enfermo y no puedes sacarlo o cualquier otra cosa, y el animas sabe que allí puede hacerlo. Cambias la arena absorbente, lavas el cacharro de plástico y otra vez lo tienes impecable.

Ya sólo me queda comentar lo importante que es dedicarle tiempo para jugar con él, y que se desfogue, también para darle mimos y enseñarle a adaptarse al estilo de vida que deba llevar con nosotros. Con un poco de constancia y algo de tiempo todos los días, seguro que el Perro de Agua Español que tenéis en casa será un perfecto compañero y amigo.

De verdad, no sabéis la satisfacción que da ver, al llegar a casa, que está todo igual que lo dejaste y , sobre todo, a tu amigo siempre con esa mirada viva y moviendo el rabito, deseando que llegaras para demostrarle la alegría que le da verte. No importa lo malo que haya sido tu día; tus penas, preocupaciones y líos de cabeza se van porque no puedes resistirte al encanto y cariño que te produce un Perro de Agua Español.

Patricia Martínez Creo

Extracto de la revista “El Mundo del Perro”, número 304;  páginas de la 71 a la 7

Breves apuntes biométricos en torno al Perro de Agua Español

En opinión comúnmente compartida por la mayoría de quienes nos dedicamos a las razas españolas que nuestro Perro de Agua Español es, junto con el Galgo Español y los Mastines Español y del Pirineo, una de las joyas de la corona canina autóctona.

El patrimonio genético canino español es un tesoro de un increíble valor, tan apegado a la cultura popular, pastoril y cinegética de las diferentes regiones de estas tierras, digno de ser mantenido y potenciado, aunque solamente fuera por la idea autocomplaciente de que es nuestro, y es aquí donde tenemos la gran responsabilidad los criadores, clubes y sociedades caninas.

Como ya hemos dicho al principio, el Perro de Agua Español es un modelo dentro de las razas españolas, eso gracias a la labor de los que hacemos la raza día a día, en las perreras, en las parideras, en el campo y en las exposiciones. La nuestra es una raza perfectamente homogénea, con las lógicas diferencias entre los diversos criadores, cada cual hace su línea dando importancia a este o aquel carácter, pero la raza es una, perfectamente identificable por el neófito y el público canino en general.

Curiosamente, esta es una gran virtud del colectivo de criadores de la raza, ya que todos sabemos lo que queremos criar, y de hecho lo criamos, aun a pesar de que el del Perro de Agua Español no es el mejor estándar que uno se pueda imaginar; en nuestra opinión es un patrón racial con una notable carencia de concreción en ciertos aspectos, tales como angulaciones y proporciones.

Personalmente, opinamos que un prototipo racial moderno debe proporcionar una serie de datos más o menos concretos que nos sirvan de referencia para valorar la corrección de cada ejemplar respecto del ideal de su raza, ya que aunque, como hemos dicho anteriormente, los criadores lo tenemos bastante claro, está bien contar con esa referencia.

Construcción y estructura. Los conceptos

Antes de entrar de lleno en el tema, hemos de fijar una serie de conceptos claves para que en todo momento se sepa claramente de qué es lo que estamos hablando. Siempre que al referirnos a la anatomía de un ser vivo, y en concreto de un perro, hablamos de estructura y construcción, aparentemente ambos términos vendrían a representar una misma idea, cosa que no es del todo real.

Así, llamaremos estructura al orden con que los diferentes huesos de la anatomía locomotriz del animal se unen entre sí, esto es, los ángulos que forman. Asimismo, designaremos como construcción a la forma en que esos mismos huesos están colocados al unirse entre sí. Del resultado de todo ello surgirá la apariencia física de nuestro ejemplar de Perro de Agua Español. Por decirlo de una manera un tanto vulgar, la estructura del perro es lo que vemos al mirarlo de perfil, mientras que la construcción es lo que apreciamos al mirarlo de frente, por detrás y desde arriba.

Proporciones, angulaciones y movimiento

Antes de nada debemos recordar que ante todo y sobre todo el Perro de Agua Español es un atleta; su formación física, su musculatura y su aparato locomotor son los de un deportista, al que, además, dicho sea de paso, le acompaña una inteligencia muy por encima de la media canina.

Todos sabemos que el Perro de Agua Español es un animal de proporciones sublongilíneas, ejes convexos y de gran perímetro torácico. Tales términos se han utilizado en varias ocasiones dedicados a la raza, sin ir más lejos, en el anuario de la desaparecida revista “Guau” del año 1989, firmado por A. Carvajal, A. García, M. J. Martínez y F. Risco, así como en el último especial que el MUNDO DEL PERRO dedicó a la raza en 1996, firmado por C.J. Barba Capote. Especial interés nos parece que tienen las precisiones que respecto al estándar realizó la junta directiva de la asociación y que aparecen publicadas en el prólogo al catálogo de la monográfica de 1999, mediante las cuales se pretende orientar al colectivo de jueces no especialistas, y esto sí que nos parece de gran importancia, se profundiza en la idea de cómo deben ser las proporciones sublongilíneas de los ejemplares la raza, así como su desarrollo torácico, relacionando ambos valores con la alzada.

Dentro de este apartado de proporciones, nosotros proponemos una serie de valores extraídos de la medición de diferentes ejemplares; tales valores no pretenden ser un catecismo único que se debe seguir, sin la expresión de nuestro trabajo, el cual exponemos ante los aficionados y criadores de la raza. Estas mediciones se expresan en valores porcentuales, los cuales se extraen de relacionar las diferentes regiones anatómicas con la alzada a la cruz en el caso del tren delantero y a la grupa en el del trasero, siendo los valores medios resultantes para el tren delantero: escápula, 40 por ciento; húmero, 20 por ciento. Para el tren trasero: cadera, 33 por ciento, fémur, 38 por ciento; tibia, 35 por ciento; tarso, 28 por ciento.

Como se puede observar, no hemos referido la proporción que respecto de la alzada debe tener el antebrazo, ya que tal dato es uno de los que se pueden encontrar en el estándar oficial, siendo éste de un 50 por ciento de la altura a la cruz de cada ejemplar.

Anteriormente hemos señalado el hecho de que el Agua Español es un animal sublongilíneo, esto significa que su diámetro longitudinal es mayor que su alzada a la cruz, tal hecho nos define un tipo de animal inscrito en el rectángulo, pero sin llegar a ser abiertamente alargado, de modo que cabe preguntarse cuál sería esa longitud ideal. En el ya citado preámbulo al catálogo de la monográfica se considera de unos 5 centímetros más que la alzada del animal a la cruz, pero a nosotros se nos antoja un tanto corta esa cifra, si tenemos en cuenta nuestras mediciones particulares y al observación de la población de ejemplares que acuden asiduamente a las exposiciones caninas. Así, en consecuencia opinamos que esta medida debería estar entre los 8 y 10 centímetros más que la alzada del animal.

Hemos mencionado el desarrollo torácico que deben poseer los ejemplares de esta raza, el cual, al igual que para la longitud en el citado escrito, se considera que debe superar los 10 centímetros la alzada del ejemplar, cifra que también se nos queda un tanto escasa, ya que opinamos que lo ideal sería entre 18 y 20 centímetros más que la talla de cada animal. Esto define un tipo de costillares redondeados que permiten que el atleta que es el Perro de Agua Español posea una gran capacidad respiratoria, cosa que no tiene nada que ver con esos costillares excesivamente redondos que fuerzan al animal a sacar los codos para poderse mover, abriendo asimismo los ejes del tren trasero, cualidades que producen un movimiento defectuoso.

Tanto el perímetro torácico como la longitud del cuerpo del Perro de Agua Español nos definen el ya mencionado tipo de perro fuerte, macizo, atlético, y musculoso, y nada de ello es baladí, ya que esta raza está hecha así porque es así como tiene que estar hecha, porque, como dijimos hace unos años en esta misma revista, para la otra raza de nuestros amores, el Mastín del Pirineo, tienen esa arquitectura física porque su funcionalidad les requiere que sea así. En el caso de los “Aguas”, de todo el mundo es sabido su gran capacidad para adaptarse a diferentes trabajos, cosa que requiere un morfotipo igualmente adaptable.

Anteriormente hemos aburrido al lector con una disquisición un tanto compleja acerca de lo que se debe entender por estructura y construcción, donde decíamos que la estructura es un orden entre hueso dando lugar a angulaciones, las cuales a nuestro entender y basándonos en las mismas mediciones que para las proporciones proponemos como valores medios para la raza, en el caso del tren delantero, escapulohumeral, 110 grados, y humerorradial, 140 grados; para el tren trasero, coxofemoral, 110 grados; femorotibial, 115 grados, y tibiotarsial, 152 grados. Así mismo, si trazamos una línea horizontal respecto de la cadera obtendremos el ángulo de inclinación de la misma, que para el Perro de Agua sería de unos 40 grados.

Todas estas angulaciones se expresarían en la silueta del animal del modo que se expresa en el dibujo.

Junto a estos valores deberemos considerar, finalmente, los referentes a la construcción del Perro de Agua Español, la cual, tal y como decíamos en los párrafos precedentes, es la forma en que se colocan los huesos; esto es, para los ejemplares de esta raza la posición de las escápulas, muy oblicuas entre sí, dejando espacio al ya mencionado costillar, muy desarrollado, característico de esto perro de agua; los húmeros, rectos y bien pegados al tórax, de tal modo que ni metan los codos ni los saquen en movimiento, y los antebrazos, fuertes y rectos, así como los dedos apretados y arqueados, sin desviaciones, lo que denotaría una mala formación.

Igualmente, en el tren posterior jamás deberán existir ejes abiertos con corvejones vacunos o tibias desviadas, tampoco caderas excesivamente cortas o largas, ni fémures oblicuos o mal insertados en la cadera.

Todos estos defectos darían al traste con las capacidades motoras de esta extraordinaria raza.

Nosotros no es que seamos o dejemos de ser fanáticos del trabajo, pero entendemos que el tipo de las razas se fijó en virtud de una serie de habilidades propias, y unas necesidades y exigencias concretas por parte de su propietario; esto, en definitiva, no es otra cosa que funcionalidad del ejemplar en concreto y de la raza en genérico. Pensamos que el criterio de selección de una raza canina debe hacerse de acuerdo con las diferentes capacidades naturales de la misma, aunque nuestros perros jamás tengan la necesidad de trabajar ejerciendo como tales, porque entre otras cosas ellos mismos se encargarán de decirnos qué es lo que quieren hacer. Sinceramente, creemos que el Perro de Agua Español es una raza totalmente incapaz de carecer de motivación alguna, es más fácil encontrar propietarios desmotivados que “Aguas” desmotivados-

Finalmente, si tenemos un ejemplar de esta raza, bien proporcionado, angulado, construido y sobradamente musculado y motivado, tendremos una auténtica máquina de movimiento, ya dice el estándar racial la enorme variedad de quiebros, brincos y carreras que es capaz de desarrollar cualquiera de estos animales.

Como ya hemos indicado, el movimiento no es otra cosa que una sencilla relación de fuerzas entre palancas, ángulos y empujes, no es más que física básica y en consecuencia debemos acercarnos a ello.

En todo movimiento se desarrolla una energía, para el caso de los animales cuadrúpedos, ésta la imprime el tren trasero y, como es lógico, no debe eliminar sino reabsorber (nada en esta vida se debe desechar). Como el encargado de recuperar tal energía es el tren delantero, la unión de la escápula con el tórax no es ósea sino muscular, ya que de no ser así la energía recuperada podría romper esa articulación, así la musculatura dorsal del animal hace las veces de un elástico parachoques. Este curioso mecanismo, aplicado a los perros, da lugar a cuatro diferentes formas de reabsorción de la energía según sea la fisonomía funcional de cada raza, que pueden ser clasificados como trotadores, galopadores, velocistas y perros fuerza, tal como indicamos en el ya citado artículo del Mastín del Pirineo; el Perro de Agua Español, pertenece al trotador. De acuerdo con esto, el tren trasero de la raza que tratamos en esta ocasión, con sus angulaciones moderadas, sus huesos moderadamente largos y su gran masa muscular, posee un tercio posterior que se podría calificar como de “muelles” naturales, capaces de imprimir a su cuerpo, ya sea para trotar, galopar, saltar, una increíble “energía explosiva” la que tiene que reabsorber las angulaciones delanteras del Agua Español, motivo por el que, como es lógico, su musculación delantera es, al igual que la trasera, realmente desarrollada, con huesos fuertes, de longitud y angulaciones también moderadas.

Antes de entrar de lleno en el movimiento ideal de la raza no debemos olvidarnos de un dato importante, que no es otro que la longitud del cuello, el cual tiene una misión primordial, llevar equilibrado al perro. El cuello no debe ser largo, pero mucho menos corto; ni de cisne ni como si tuviera la cabeza metida en el cuerpo con rosca. Los perros con exceso de cuello caminan vencidos hacia delante, mientras que los que carecen de él son torpes en sus movimientos. En definitiva, la longitud ideal del cuello del Perro de Agua, y para no aburrir más con proporciones, es la que permite al animal moverse y bajar la cabeza sin necesidad de agachar el tren delantero, manteniendo la línea dorsal siempre horizontal.

Dicho todo esto, el Perro de Agua Español debe tener un movimiento enérgico y vigoroso, con su masa corporal perfectamente aplomada sobre el suelo, capaz de saber ser tremendamente elegante sobre las pistas de las exposiciones caninas, tras haber estado currando como el que más el resto de la semana, careando, cazando, nadando, entrenando para agility o sencillamente realizando cabriolas para alegrarle la vida a su familia humana. Si observamos al perro trotando, comprobaremos cómo todos los datos que hemos venido aportando hasta ahora cobran su sentido y podremos disfrutar de la silueta del Perro de Agua Español con sus poderosas articulaciones impulsándolo, generando esa “energía explosiva” y recuperándola, con un cuerpo ancho de tórax desarrollado que le permite una gran capacidad respiratoria y que le asienta perfectamente sobre el suelo, así como sus proporciones sublongilíneas que le facilitan su reconocida capacidad de adaptación y sus múltiples habilidades, evitando que se produzcan “cangrejeos”o que los ejes se abran, que las patas se lancen al aire sin control o que los codos realicen extraños aleteos. Mención especial requieren sus manos y pies, anchos y fuertes, de gran dureza, sin los cuales por descontado no realizaría sus habilidades, tanto en tierra como en agua. Debe poseer, por tanto, un movimiento de pasos largos, cubriendo una gran cantidad de terreno, manteniendo siempre un ritmo muy acompasado, conservando su silueta atlética en todo momento, alargando sus extremidades con una elasticidad casi felina, algo que se distancia mucho de un caminar torpe o de los nerviosos pasitos cortos y rápidos.

Es, en definitiva, un verdadero placer el poder disfrutar de la rústica belleza de una de las mejores de nuestras razas autóctonas moviéndose sobre cualquier piso y demostrando el tesoro con el que todos contamos.

JUAN CARLOS BARRUESO FRANCO
MARÍA JESÚS SALGADO VILLAR
(Los Banzos)

Extracto de la revista “EL MUNDO DEL PERRO”, número 251. Páginas 78, 80, 82 y 84.

CARÁCTER Y FUNCIONALIDAD EN EL PERRO DE AGUA ESPAÑOL

CARÁCTER Y FUNCIONALIDAD EN EL PERRO DE AGUA ESPAÑOL

El interés que despertó en mí esta raza fue prácticamente por casualidad. Siempre he tenido razas de reconocidas aptitudes para el trabajo: Pastor Alemán, Pastor Belga, Rottweiler, etc. Cuando decidí adquirir un perro para tenerlo en el piso sólo quería un perro que no soltase pelo, que fuese de tamaño mediano, más bien pequeño; cariñoso y bonito. Vinieron a mi mente bastantes razas conocidas por todos. Pero cuando en mis planteamientos surgieron otros requisitos: posibilidad de intentar un adiestramiento de alto nivel, su utilización en diversos tipos de trabajos simultáneos, cualidades naturales muy marcadas, etc., la lista de razas se redujo drásticamente. Otro factor importante fue el que, además, era una raza española por las que siempre he sentido debilidad, respeto y cierta pena, pues no ocupan en nuestra cinefilia el lugar que por derecho propio les corresponde. Añadir finalmente que su coste medio es bastante inferior a la gran mayoría de razas foráneas, en las cuales adquirir un buen ejemplar supone bastante más dinero.

Cualidades a destacar del Perro de Agua Español son su instinto de caza y pastoreo, muy marcados; sus aptitudes natatorias; buen instinto de guarda, tesón, fidelidad. Gran inteligencia (combinada con un carácter listo). En mi opinión resultan tan listos como inteligentes. Son muy activos y deportivos. Su capacidad de adaptación a todo tipo de terrenos y situaciones es realmente sorprendente. Valientes y muy cariñosos. De gran dureza y resistencia. Sus patas no se “aspean” en los terrenos más duros. Resisten al calor y la falta de agua con una resistencia que caracteriza a los perros de pastor en la mayoría de lugares de nuestro país, no cediendo al cansancio y la fatiga.

Hay que señalar que responden al adiestramiento típico con una rapidez en el aprendizaje que hasta la fecha he observado en muy pocos perros. La gran cantidad de trabajo que tienen les permite estar continuamente recibiendo órdenes. Resulta, además, bastante fácil mantener la motivación. En cuanto a la precisión en los ejercicios, la respuesta es igualmente buena. Realizan con suma facilidad los ejercicios más variados. He podido constatar la existencia de perros que realizan un sinfín de tareas y variados ejercicios realmente sorprendentes: ir a comprar tabaco o periódicos ellos solos, volver del campo a casa a por la talega del pastor, traer los objetos más variados a la orden del dueño, llaveros, bolsos traíllas, carteras, etcétera, diferenciando perfectamente unos objetos de otros, llevar del ramal a otros perros e incluso a caballos, ejecutar complicados ejercicios de equilibrio sobre pasarelas, escaleras y obstáculos de lo más variado, etc. Así como otros más propios y relacionados con sus aptitudes naturales, como caza, pastoreo y auxiliares en barcos de pesca. Por otra parte, su afición a morder, excelente, combinada con su instinto de guardián, no me dejan la menor duda de que pueden adiestrarse a un nivel sobresaliente para las pruebas clásicas de adiestramiento, aunque su reducido tamaño condicionará a bastantes ejemplares de forma negativa.

Con respecto a la actividad de pastoreo, actividad bastante difundida dentro de esta raza, muestran unas cualidades excelentes. No molestan al ganado cuando está de careo. Salen a la orden a por las ovejas, mordiéndolas con decisión; si bien algunos ejemplares tienden a golpear con el hocico. Son capaces de enfrentarse a animales muy tozudos, y aunque se retiren, vuelven con decisión a la carga, consiguiendo siempre hacer retroceder a la oveja. Su alto grado de atención en todo momento a las evoluciones del ganado, así como a las de otros perros experimentados, hace el aprendizaje especialmente duradero y eficaz en períodos relativamente cortos de tiempo. El único inconveniente es su pelo. Para su utilidad práctica, en los meses de calor es necesario su esquilado completo, y en todo tiempo conviene tener las patas y la cara despejada de pelo. En cualquier caso es conveniente revisar el pelaje después de las salidas al campo, poniendo especial cuidado en la cabeza y las patas. No quiero acabar este párrafo sin señalar que esta actividad está restringida a zonas rurales, y estas cualidades solo las podemos apreciar en toda su grandeza en perros dedicados a labores de pastoreo. A buen seguro que cualquier aficionado que tenga la ocasión de observar a un buen perro de ganado quedará gratamente sorprendido.

De la actividad cinegética podemos señalar que su afición a la caza es notoria; quizá tienen un estilo poco depurado, pero es que realmente no son perros de muestra. Trabajan en general a distancia prudencial del cazador y son muy obedientes y fáciles de controlar. Hacen prácticamente a todo tipo de caza. Pero donde mejor se desenvuelven es en el cobro, especialmente en el agua. En tierra demuestran su excelente olfato para el cobro localizando la pieza en lugares difíciles o persiguiendo a las que están heridas con gran tesón y habilidad.

Resumiendo: lo que más caracteriza al Perro de Agua Español es su versatilidad y capacidad de adaptación a todo tipo de terrenos, situaciones, adiestramientos, etc. Todo aquel que se acercara a este pequeño perro queda prendado de él, pero más que por su carácter alegre, simpático y a la vez seguro y templado; su inteligencia, su habilidad para ejecutar los ejercicios más variados y su rusticidad es lo que está llevando a la raza a una popularidad creciente. Un perro de Agua no deja nunca de sorprendernos con nuevas muestras de sus habilidades.

Para finalizar solo me resta decir que en esta raza se dan perros muy buenos, de unas excelentes cualidades, que cada vez se ven menos en razas que deben mostrar unas aptitudes similares, y esas virtudes me atrevo a decir que las conserva por su corta trayectoria en el mundo de la cinofilia oficial. La mayoría de las líneas existentes que poseen en su árbol genealógico ejemplares recuperados en el campo, dedicados a tareas prácticas es por lo que su carácter y aptitudes aún perduran. ¡Conservémoslas!

MARCELINO BENITO

Extracto de la revista “El Mundo Del Perro”, número 194 (año 1996). Páginas 80, 81 y 8

El juego, esencial en la Raza

A lo largo de los múltiples artículos que se han publicado se hace referencia a las fantásticas aptitudes de esta raza para el trabajo, entre muchas otras cosas destaca como perro de buceo. Para que estas aptitudes no se pierdan, debido fundamentalmente al tipo de vida moderno, los criadores intentamos seguir motivando a nuestros perros a través del juego.

No hay que ser experto en adiestramiento, ni leer manuales específicos sobre cualquier disciplina canina de trabajo, basta con tener interés en que nuestro perro juegue con nosotros desde el primer día que lo adquirimos.

Con que la primera semana corra detrás de una pelota de tenis es suficiente para continuar con el siguiente paso, que es intentar que la coja y esperar a que nos la traiga y ofrezca para que la lancemos otra vez. Conseguido este objetivo empezaremos por esconder, en su presencia, la pelota en cualquier lugar no apreciable a simple vista y donde tenga que utilizar su mejor sentido: el olfato. La encontrará fácilmente, incluso escondiéndosela cada vez más lejos y con mayor dificultad sin que vea dónde.

Cuando el perro tenga mucha fijación a la pelota lo llevaremos a un lugar donde haya agua limpia no profunda (río, lago, entrante del mar, etc.) con fácil entrada y salid para el perro. Tiraremos la pelota previamente fuera del agua para que la recoja y nos la traiga varias veces. Cuando lo encontremos muy motivado, lanzaremos la pelota a un metro de la orilla, el perro sin darse cuenta entrará en el agua y sacará la pelota. Repetiremos este ejercicio varias veces hasta que consigamos que recoja la pelota desde unos 10 o 15 metros.

Deberíamos ir con nuestro perro al agua al menos una vez por semana durante los seis meses más calurosos del año, siempre que el agua esté limpia y no contaminada. En el sur de España la temperatura es más alta y se puede ir casi todo el año.

Con este método hemos conseguido que nuestro perro “cobre” fuera y dentro del agua. Si nuestro ejemplar es mayor de seis meses y hemos conseguido los objetivos anteriores, intentaremos que comience a bucear. Las pelotas de goma macizas de colores claros son ideales para este trabajo ya que se ven bien bajo el agua, esto ayuda a que el perro, al verlas desde fuera, empiece a meter la cabeza en el agua para intentar recuperarla. Comenzaremos con lugares de poca profundidad, la lanzaremos calculando que el perro la vea desde fuera y que una vez metida la cabeza la pelota se le quede a unos 20 centímetros de profundidad. Tal vez en la primera lanzada no la siga, pero hemos visto perros que iban siguiendo la trayectoria de su pelota y metiendo la cabeza en el agua, abriendo la boca dentro y sacando su juguete. Podemos amarrar la pelota con una redecilla y una cuerda para su fácil recuperación. Cuando la haya cogido en esta primera profundidad, más o menos, la lanzaremos algo más adentro, y así sucesivamente; a la vez también se puede ir cambiando de objeto. Paulatinamente aguantará más la respiración hasta que poco a poco se convierta en un buceador capaz de sacar del agua objetos pesados, de hasta 6 o 7 kilos, y a una profundidad superior a su altura sin muchos problemas.

Se puede decir que un Perro de Agua es un buen buceador cuando nadando, sin hacer pie, se sumerge, baja y saca del fondo un objeto. A esto se llega mediante el juego, y tanto el dueño como el perro disfrutan de ello. No debemos olvidar que en los barcos eran capaces de tirarse y arrastrar embarcaciones. Lo que nos lleva a asegurar que saben aguantar en el agua no sólo nadando sino con peso, y que estos ejercicios que hemos contado son accesibles a la mayoría, o deberían.

Antonio García Pérez (Ubrique)

Extracto de la revista El Mundo del Perro, Número 251, páginas 96 y 98.

EL COLOR EN EL PERRO DE AGUA ESPAÑOL

color perros de agua

Este es un aspecto que no define al Perro de Agua Español, sin embargo, es utilizado con prioridad en muchas ocasiones a la hora de seleccionar o eliminar ejemplares sin más consideraciones.

Se dice que “los perros del Norte son blancos y los del Sur marrones o negros”, la frase que simplifica en exceso el hecho de que en el Norte predominen las capas claras. Posiblemente los pescadores, tanto del Norte como del Sur, preferirían estos colores claros porque se distinguían mejor entre las redes y en la oscuridad, pero este no sería su único criterio de selección. Lo más probable es que buscaban perros que funcionasen lo mejor posible… Por eso, la fuerte y en ocasiones exagerada selección al blanco en el Norte fue realizada hace unos 20 o 25 años, precisamente cuando los Perros de Agua dejaron de trabajar en los barcos. Esta selección se basó más en criterios “diferenciadores” y caprichosos que en los realmente funcionales.

Estamos de acuerdo en que los pescadores preferían las capas claras, pero lo mismo da un blanco que un rubio, un arena o un bicolor; un marrón o negro, vale igual si es bueno, rinde en el trabajo y trasmite buenas cualidades a su descendencia. Los hombres de la mar, por fuerza, eran ante todo prácticos, no creo que sacrificasen un perro que trabajase bien sólo por el color. Esto sería secundario.

Si nos remontamos en el tiempo comprobamos que eran tan abundantes como los blancos, los bicolores blanco-rubio, blanco-marrón y blanco-negro, así como los rubios y arena. Esto lo prueban antiguos grabados y fotografías, así como el hecho de que en las líneas más antiguas que se conservan abunden los ejemplares de estos colores.

Los individuos “blancos blanquísimos” no son fruto de la selección que realizaron los pescadores. No nos engañemos, son fruto de una moda con tintes regionalistas que no hizo más que perjudicar a estas extraordinarias líneas de perros del Cantábrico. Curiosamente, para nada se preocupó esta moda de valorar las aptitudes para el trabajo de los perros.

Por suerte, y porque hubo personas verdaderamente conocedoras de los perros de los pescadores que se preocuparon de ello, quedaron ejemplares que no sufrieron ésta equivocada criba, de modo que se cuenta actualmente con representantes de esta raza que son dignos descendientes de los valientes perros de los barcos.

Como dato comprobable, en las primeras monográficas de la raza, a las que por razones de proximidad geográfica asistían perros mayoritariamente del Sur, abundaban los ejemplares blancos que estaban dedicados al pastoreo.

Actualmente, y en el otro extremo, otra moda está haciendo que en las exposiciones escaseen los ejemplares blancos, bicolores, arenas e incluso negros, donde predomina el color castaño. Puede existir el peligro de que esto haga desaparecer otras características muy deseables en la raza.

Con cierta frecuencia aparece en las líneas sureñas la capa orita, que ha sido excluida en el estándar. Dejando aparte los gustos personales, pienso que los ejemplares de esta capa pueden aportar excelentes cualidades funcionales, por lo que considero un error desecharlos. Hasta ahora nadie ha dado una razón que justifique la eliminación de los perros que presentan esta capa.

Si queremos conservar nuestra raza en toda su plenitud, no debeos olvidar que ante todo el Perro de Agua Español es una raza polivalente que ha sido seleccionada por su funcionalidad. Tener una visión monocolor de la misma demuestra su desconocimiento.

María Cruz Rodríguez Callejo (La Tarde Gris)

Extracto de la Revista el Mundo del perro Nº 251, páginas 84, 86 y 88